En las calles de Miami contra Bush

Granma
La noticia no es nueva; lo fresco son los tintes. Las caravanas que el pasado 20 de junio atravesaron Miami contra las medidas de Bush para despedazar a las familias cubanas fueron mucho más numerosas de lo que esperaron sus propios organizadores y asombrosas para la extrema derecha anticubana.
Los participantes en las caravanas repletaron el templo.
Según el relato de cuatro de sus participantes a la prensa Damián Díaz, Leovigildo Cortés y Ernesto Martínez, de la Asociación José Martí, y Jacinto Valdés, de la Asociación de Trabajadores Cubanos, fue una actividad organizada por una nueva entidad conocida como Comité de Madres Cristianas, a la que se sumaron otras asociaciones que defienden el derecho de la emigración a tener con sus familias las relaciones más estrechas posibles.
En Hialeah (a unos 40 kilómetros de Miami) la cantidad de autos reunidos sobrepasó ampliamente el centenar, una concurrencia muy inesperada allí, y una característica llamativa fue el hecho de que asistieron muchas personas que nunca antes habían participado en actividades como esta y están dispuestas a defender algo tan sagrado como su familia.
Hubo una desagradable sorpresa para los furibundos anticubanos de la Calle Ocho cuando vieron transitar por la arteria a otra caravana de autos, nacida en el mismo Miami, con carteles de repudio a la injerencia del Gobierno norteamericano en las relaciones familiares de la emigración.
Un pequeño grupo de los sorprendidos de extrema derecha, al ver que las calles de la ciudad eran tomadas por emigrados cubanos contrarios a las medidas, se lanzaron contra las caravanas, cuyos participantes no respondieron a la provocación y siguieron su recorrido hasta la Ermita de La Caridad, donde se unieron en una misa repleta por la reunificación familiar atacada por Bush.
También causó estupor el hecho de que dos canales de televisión cubrieran la actividad y la publicaran, incluyendo la agresión de los personajes, calificados por Díaz, Cortés, Martínez y Valdés como elementos congelados en el periodo prerrevolucionario.
Los representantes de la emigración en Miami se mostraron convencidos de que las tendencias electorales en la comunidad cubana cambiarían bastante en noviembre, cuando se produzcan las elecciones, y los republicanos vean que les será difícil ganar y también recurrir al fraude, debido a que ya los votantes están alertas y la ultraderecha tendrá dificultades para repetir la historia del 2000.
En su opinión, para ellos incluso la situación de los republicanos y de Bush empeorará en Florida, pues las medidas anticubanas provocarán desempleo por el cierre de agencias de viajes y de tiendas que se han especializado en vender a los miembros de la emigración que viajan anualmente a Cuba, lo que se añadirá al hecho de que Miami es la ciudad con mayor pobreza en Estados Unidos.
El movimiento está en sus inicios, coincidieron, y aumentará, pues la bandera es algo tan íntimo y fuerte como el derecho familiar, tan arraigado en los cubanos.
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